«¿Por qué?», fue la pregunta que hizo José Mourinho y que, a día de hoy, todavía sigue sin respuesta. El Barça volvió a revivir fantasmas del pasado en la Champions League… y la manita arbitral apareció para socorrer a los de Hansi Flick.
La final de París ante el Arsenal, Ovrebo en Stamford Bridge contra el Chelsea, Aytekin ante el PSG… y ahora Danny Makkelie frente al Benfica en Da Luz. Al Barça le volvió a salvar la mano arbitral en otro escándalo con precedentes. Siempre cae del mismo lado. Por citar los más destacados, obviamente, y olvidando los múltiples escarnios arbitrales de los últimos años.
Expertos en el arte de los atracos, al FC Barcelona le vino una tormenta perfecta encima. Un hat trick de Pavlidis en apenas media hora les dejaba contra las cuerdas en Portugal en otra noche «horribilis» en el viejo continente. En la previa calentaron Laporta y Flick asegurando que se sentían perjudicados y hablaron de escándalo tras el Getafe-Barça. Lo que estaba por venir era algo anunciado.
Makkelie empezó su show señalando un penalti muy discutible sobre Balde y se inventó uno totalmente inexistente sobre Lamine Yamal para sujetar al Barça cuando la contienda iba 4-2 y se acababa de marcar Araújo un tanto en propia portería.
Su remate final fue con el 4-4 en el electrónico, para el 4-5, dejando que Raphinha marcase el gol de la victoria en una jugada que empezó fuera de tiempo y con un triple penalti sobre el delantero del Benfica. Un escándalo más para el museo del barcelonismo en Europa.

