Diego López está muy cerca de iniciar su tercera etapa en el Real Madrid, esta vez desde los banquillos. Retirado desde 2023, el exguardameta gallego formará parte del nuevo cuerpo técnico del Castilla que dirigirá Álvaro Arbeloa, quien asumirá el mando del filial tras la salida de Raúl González.
A falta de los últimos detalles, Diego López se convertirá en la mano derecha de Arbeloa en esta nueva etapa. Aún no está claro si ejercerá como segundo entrenador o si se centrará específicamente en el trabajo con los porteros, pero el club y el propio Arbeloa le consideran una pieza fundamental para el futuro inmediato del filial.
La relación entre Diego López y Arbeloa viene de lejos. Coincidieron por primera vez en La Fábrica en 2002, cuando el portero llegó desde Lugo y ambos compartieron etapas formativas bajo las órdenes de López Caro. Años más tarde, entre 2012 y 2014, volvieron a cruzar caminos en el primer equipo bajo el mando de José Mourinho, en una etapa marcada por la competencia en la portería con Iker Casillas.
Una historia compartida que se reencuentra
Desde su retirada, Diego López ha estado inmerso en la formación como entrenador, obteniendo la licencia UEFA A, y valorando distintos caminos dentro del fútbol profesional. En entrevistas recientes, dejaba claro su deseo de seguir vinculado al deporte desde dentro, aunque sin cerrarse a roles puramente técnicos o de gestión.
Su idea es que un exportero no quede encasillado únicamente como preparador de guardametas, sino que tenga un papel activo dentro del grupo de trabajo. Precisamente por eso, en Valdebebas se le perfila como algo más que un técnico auxiliar: un líder en el vestuario y un perfil de referencia dentro del nuevo ciclo que abre el Castilla.
Con 44 años, una carrera contrastada en Real Madrid, Villarreal, Milan, Espanyol y Rayo, y un carácter respetado tanto dentro como fuera del campo, Diego López afronta ahora un nuevo reto con el mismo compromiso que le caracterizó como jugador.
