Kylian Mbappé dejó claro por qué Xabi Alonso lo quería cuanto antes sobre el césped. No solo marcó el 3-2 definitivo en el minuto 94, con una semichilena marca de la casa, sino que su actuación sin balón fue lo más elocuente del encuentro.
La consigna táctica que le dio Xabi a Mbappé fue captada por las cámaras justo antes de ingresar al terreno de juego: “Kylian, detrás del balón”, repetía el técnico vasco, en tono firme y directo. Durante el propio partido se lo transmitía a gritos en el verde.

El nuevo Madrid no solo corre, coordina
Ese mensaje, lejos de ser anecdótico, condensa la idea de equipo que quiere Xabi Alonso: un conjunto solidario en la presión, donde incluso las estrellas entienden que defender es también atacar. Mbappé, acostumbrado en París a esperar el balón al pie, respondió con madurez: presión alta, sprints en campo rival, coberturas a banda y varios esfuerzos defensivos que obligaron al Dortmund a jugar en largo.
La jugada de su gol, con tiempo añadido, nace precisamente de una recuperación alta del Madrid. Kylian arranca desde segunda línea, se desmarca hacia el área y culmina de semivolea una acción coral, más ligada al compromiso colectivo que a la inspiración individual. El pase de Arda Güler hizo el resto.

Un Mbappé más móvil y más integrado
El cambio por Vinicius fue natural: el brasileño había brillado en anteriores encuentros, pero Xabi quería más presencia interior y más empuje en el tramo final. Mbappé formó doble punta con Gonzalo García, el canterano que es el máximo goleador del Mundial de Clubes, y entendió rápidamente la movilidad que el equipo necesitaba.
No jugó pegado a banda, ni esperó al espacio para correr: bajó a recibir, combinó con Arda, presionó a los centrales y atacó con decisión los últimos metros. En menos de 30 minutos, dejó una asistencia clara de gol, dos remates y, sobre todo, una actitud que define a los grandes: la de querer ser parte de un todo.
La semilla de una estrella que también trabaja
Xabi no busca figuras que rompan el sistema, sino talentos que lo eleven. Por eso insiste, una y otra vez, en que «detrás del balón» también hay que jugar. Su compromiso con la presión y la estructura táctica no solo agrada al cuerpo técnico: da el mensaje exacto que este vestuario necesita en el inicio de una nueva era.

Porque marcar goles puede hacerlo cualquiera con talento. Pero entender el juego y el esfuerzo colectivo desde el primer día, eso es de jugador especial. La consigna táctica que le dio Xabi a Mbappé fue clara. Su respuesta, aún más.