El Real Oviedo vuelve a Primera y con su regreso emerge una historia poco conocida por muchos aficionados: en 2012, cuando el club asturiano tocaba fondo en Segunda B y veía peligrar su existencia, el Real Madrid puso una marea de oxígeno para ayudar a sostenerlo. Fue un gesto que pasó desapercibido en su momento, pero que hoy recupera todo su valor ante la feliz realidad ovetense.
En plena ampliación de capital del Real Oviedo, el club blanco suscribió 100.000 euros en acciones y, acto seguido, decidió ceder esas participaciones al Ayuntamiento de Oviedo. Aquella intervención no fue teatral sino práctica: en aquel momento la ampliación alcanzaba 1,9 millones de euros y ya se habían vendido acciones por 650.000 euros. Además, el Real Madrid donó una camiseta firmada por Iker Casillas para la subasta benéfica que ayudó a engrosar los fondos de la campaña.
Cómo se gestó la ayuda y por qué importó tanto
La crisis del Oviedo en la década anterior fue profunda. Tras un descenso prolongado y problemas económicos que llevaron al club a la penumbra, la posibilidad de desaparición se planteó con toda crudeza en 2012. En ese contexto, la suscripción del Madrid no sólo supuso liquidez inmediata: fue un refrendo simbólico de que clubes con mayor músculo también podían arrimar el hombro para preservar el patrimonio futbolístico español.
De la supervivencia al triunfo: el sueño cumplido en el Tartiere
Veinticuatro años después del último ciclo regular en Primera, el Real Oviedo regresa a la élite. El club lo celebra con una ciudad volcada y con figuras como Santi Cazorla, que regresó para liderar desde dentro un proyecto de ascenso. Ahora, el Carlos Tartiere recupera noches de Primera y, este fin de semana, recibirá la visita del Real Madrid de Xabi Alonso, un guiño del destino que cierra el círculo iniciado con aquel gesto de 2012.
La intrahistoria sirve para recordar que el fútbol no es sólo resultados: es tejido social, responsabilidad institucional y memoria. Que un grande como el Real Madrid participase en la salvación de un club histórico habla de una red de convivencia entre entidades que, en clave pública, también deben cuidar el patrimonio común del deporte. Hoy, con Oviedo en Primera, aquel apoyo recupera su dimensión: no fue una limosna puntual, sino una piedrecita en la escalera que ha devuelto a la ciudad al lugar que merece.
