El Real Madrid se encuentra en una encrucijada estratégica, con un futuro que se moldea no solo a través de fichajes de élite, sino también de una planificación meticulosa de la plantilla.
Ese hecho busca garantizar un rendimiento constante, minimizar el impacto de las lesiones y permitir la rotación sin sacrificar la calidad. Algo como lo que logró Zinedine Zidane en 2017 cuando consiguió sintetizar todos los nombres de su plantilla.

Bajo los tres palos, la portería está resguardada por la experiencia de Courtois y la juventud prometedora – y siempre cumplidora – de Lunin, un binomio que combina seguridad con potencial.
La defensa central es un verdadero bastión con nombres como Alaba, Rüdiger, Militão y el joven Huijsen, una mezcla de veteranía, fuerza física y proyección que asegura solidez y versatilidad.

En los laterales, la profundidad es igualmente notable. Por la derecha, la experiencia de Carvajal se complementa con el empuje de Trent, mientras que en la izquierda, Mendy y Fran García ofrecen distintas facetas del juego. La adición de Carreras demuestra una apuesta por el futuro.
El centro del campo es el corazón del equipo y donde la riqueza de opciones se hace más evidente. La creatividad y el control vienen de la mano de Tchouaméni, Camavinga, Bellingham y Valverde, un cuarteto que representa el presente y el futuro del club. La técnica y el talento de Güler y la continuidad de Ceballos aportan alternativas cruciales para variar el ritmo y el estilo de juego.

Finalmente, el ataque es un festín de talento y velocidad. La delantera muestra una combinación letal de figuras consagradas como Vinicius, Rodrygo y el recién llegado Mbappé, cuya presencia por sí sola transforma cualquier esquema. La profundidad en esta área no se detiene ahí, con Endrick y Gonzalo como promesas listas para explotar. En las bandas, la habilidad de Brahim y la frescura de Mastantuono aseguran que el desborde y el uno contra uno nunca falten.
Este diseño de plantilla, con su énfasis en la duplicidad de roles, refleja una filosofía moderna de fútbol, donde la competitividad interna y la capacidad de adaptarse a múltiples desafíos son tan importantes como el talento individual. Xabi Alonso no solo ha construido un equipo; ha diseñado un ecosistema futbolístico preparado para dominar en todos los frentes.