El Ciutat de Valencia recibió a Vinicius con un tristemente clásico cántico que se extiende por todos los campos españoles. El brasileño entró al feudo del Levante al grito de «Balón de Playa». Y desde el minuto uno del encuentro, se mostró especialmente motivado para poder devolverle el gesto a sus detractores.
No habían transcurrido ni diez minutos cuando un disparo de Vini puso en bandeja a Mastantuono el primero del conjunto blanco. Entonces, seguían sin cesar los cánticos del público del Ciutat de Valencia. Sin embargo, tras casi media hora de presión incesante y decisiones acertadas, el verdadero detalle de genio llegaría en el minuto 28.
Vini recibió en el perfil derecho, al que está menos habituado, después de una primera media hora en el que el césped no acompañaba a su fútbol de desborde. Sin embargo, el brasileño decidió sorprender a sus detractores, a sus rivales e incluso a sus propios compañeros y a Xabi con un magnífico golpeo con el que puso el 0-1 para el conjunto blanco.
Casi en el pico del área, Vini se sacó de la chistera un magnífico golpeo de trivela con los tres dedos del exterior de su bota derecha, cogiendo el esférico una curva imprevisible para Ryan, que solo puso observar cómo el esférico cogía la comba imprescindible para colarse en el fondo de las mallas. Un golazo con el que Vini respondía a sus detractores haciendo lo que mejor sabe: jugar al fútbol.
Un gol que, más allá de la genialidad y la reivindicación que supuso para el ‘7’, tuvo también un mensaje escondido: en plena ola de rumores respecto a su futuro, el brasileño celebró el gol señalándose el escudo, algo habitual en casi todas sus celebraciones, pero que cobra ahora más valor si cabe teniendo en cuenta la situación que atraviesa. Porque, por mucho que algunos se empeñen, Vini, además de un gran jugador del Madrid, es un gran madridista.