Kylian Mbappé apareció poco en el Ciutat de Valencia. Apenas pudo entrar en juego por la férrea defensa de los de Julián Calero… y hasta entrada la segunda mitad no pudo marcar las diferencias. Eso sí, cuando lo hizo «reventó» el partido con dos genialidades espectaculares dignas de ser el mejor futbolista del planeta fútbol.

Primero anotó a lo «panenka» un penalti que forzó él mismo. La sesgada de Elgezabal se lo llevó por delante, cuando lo tenía todo para recortar al defensa y quedarse ante Ryan, y desde los once metros sorprendió a todos con el lanzamiento.

El portero se venció hacia un lado y el de Bondy lo tiró picadito, «panenkita«, para batirlo con muchísima sutileza.

Dos minutos después puso el 1-4 con una jugada marca de la casa, de las que tantas veces ha repetido en el Mónaco, PSG o en Francia, y emuló a Ronaldo Nazario regateando a toda la defensa que le salía al paso y yéndose en carrera del portero para marcar a portería vacía.

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Periodista deportivo y cursando por la Licencia UEFA PRO de Fútbol.

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