El FC Barcelona atraviesa un momento de máxima inestabilidad, y no solo por las dos derrotas consecutivas, inapelables en el juego y el marcador. Lo que se vislumbra en la superficie, las dudas tácticas con la presión alta y las importantes bajas, es solo la punta del iceberg de un conflicto mucho más profundo que amenaza con desestabilizar el vestuario: la cuestionada autoridad de Hansi Flick tras un pulso con Lamine Yamal y una polémica intervención de la directiva.
Según diversas fuentes, como apunta el periodista Joan Fontes, el detonante se produjo en la previa del crucial encuentro de Champions ante el Paris Saint-Germain, el pasado miércoles 1 de octubre. Lamine Yamal llegó tarde a la sesión de activación con el grupo, un incumplimiento de las normas que Flick, conocido por su estricto protocolo, decidió sancionar de forma salomónica. Ante el enésimo desafío a su jerarquía, el técnico teutón optó por dejar a la joven estrella fuera del once inicial en el Ramón Sánchez Pizjuán.
La decisión, que en un principio pudo camuflarse por unas ligeras molestias en el pubis que arrastraba el jugador, desató una crisis interna. Cuando Flick comunicó su once a la cúpula deportiva, surgieron las dudas sobre la idoneidad de sacrificar a la máxima figura ofensiva en un partido de tal trascendencia.
Es en este punto donde irrumpió la figura de Alejandro Echevarría, influyente en la toma de decisiones del club pese a no tener un cargo oficial. Echevarría, con su «potestad tribunicia», instó a Deco a persuadir a Flick. El director deportivo se vio obligado a reunirse con el entrenador para que revocara su decisión. Finalmente, Lamine Yamal fue de la partida.
Autoridad socavada y vestuario roto
El retorno de Lamine al once, forzado por la injerencia externa, se interpreta en el vestuario como una grave falta de autoridad de Hansi Flick. El técnico alemán perdió un pulso ante el grupo que genera desaprobación en algunos jugadores, quienes ven en la revocación de la sanción un claro agravio comparativo.
La jerarquía del alemán, uno de los pilares sobre los que se asentaba el desarrollo de esta joven y competitiva plantilla, se ha resquebrajado por completo. El pasado miércoles, los cimientos del vestuario «se resquebrajaron como si estuvieran contaminados por aluminosis», y la erosión puede ser difícilmente recuperable.

El técnico, visiblemente tocado, se ha tomado unos días de distancia en su país para «recomponerse y tomar aire». La situación es tan crítica que Hansi Flick ya se plantearía poner fin a su vínculo con el cuadro azulgrana al término de esta temporada. Mientras tanto, la maquinaria de Echevarría y sus acólitos no espera y ya manejan una terna de posibles reemplazos con nombres como Sylvinho, Belletti y Giovanni van Bronckhorst.