Como cada año, El Clásico de la primera vuelta es fundamental para marcar el punto de partida del Real Madrid cada temporada. Emplazado como siempre en los últimos años en la última semana de octubre, el conjunto de Xabi Alonso afronta el encuentro frente al Barça como un evento fundamental para discernir dónde se encuentra realmente el techo del equipo.
Hace exactamente un año, el conjunto blanco recibía al Barça en el Santiago Bernabéu en una situación muy similar, con el objetivo de marcar las distancias entre ellos y el conjunto azulgrana. Y la goleada recibida fue el preludio de lo que estaba por venir. Precisamente por ello, ahora Xabi tiene una misión, imponerse al Barça y dar un golpe sobre la mesa, en un partido al que se llega con luces y sombras.
El nivel individual de las piezas claves, fundamental
Existen muchos aspectos que invitan al optimismo, como lo es, sin ir más lejos, las 11 victorias en 12 partidos. Es cierto que la derrota en el Metropolitano fue un durísimo golpe moral para el Real Madrid, pero la realidad no aleja que, a día de hoy, y basándose única y exclusivamente en los resultados, el Real Madrid está en lo más alto en LaLiga y la Champions League.
Más allá de esto, otra de las grandes luces gira en torno al hecho de que muchas figuras del conjunto blanco están rindiendo muy cerca de su mejor nivel. El caso más evidente es el de Kylian Mbappé, que solo ha fallado a su cita con el gol en dos ocasiones en lo que va de temporada, firmando el mejor arranque goleador de su carrera, convirtiéndose de este modo en la principal amenaza para la zaga culé de cara al Clásico.
Más allá del francés, otras piezas clave como Vinícius Júnior vuelven a estar muy cerca de su mejor nivel. El brasileño parece haber dejado atrás los fantasmas de la temporada pasada, convirtiéndose en uno de los jugadores más en forma de la presente temporada, firmando, al igual que el francés, el mejor arranque a nivel de números en su carrera.
Mención aparte merece un Arda Güler que no solo ha pasado de ser residual a ser indiscutible en el conjunto blanco, sino que, además, se ha convertido en un engranaje clave para el Real Madrid. El turco construye, destruye, juega y hace jugar. Y a esto se suma el regreso de un Jude Bellingham que, si bien al principio dejó ciertas dudas sobre su posible encaje en el esquema de Xabi, volvió a demostrar que en la zona de tres cuartos sigue siendo ese futbolista diferencial que cerró el podio del Balón de Oro.
El juego colectivo y la dificultad para matar partidos, las tareas pendientes
Si bien el nivel individual es el gran valor de este Madrid, la realidad es que, a nivel colectivo, aún falta mucho para rozar la perfección. Es evidente que el Madrid de Xabi poco tiene que ver con el de la temporada pasada: todos defienden, todas atacan, todos presionan y, por lo general, dominan los partidos. Sin embargo, el dominio no termina de convertirse en un sometimiento constante al rival.
El ejemplo fue el encuentro ante la Juve. Los blancos dominaron durante casi todo el partido y lograron volcar el juego hacia el área juventina. Sin embargo, fue una genialidad de Vinicius lo que abrió el partido, y no un acoso constante hasta tirar la puerta abajo. En este sentido, y como se pudo ver también en el encuentro de Champions, el conjunto blanco tiene otro gran problema, que es la dificultad para matar los partidos.
Ya por delante en el marcador, el conjunto blanco no se lanzó a por la sentencia, y eso provocó que la Juve tuviera oportunidades de empatar el partido después de mostrarse contra la espada y la pared durante casi 75 minutos. Más grave aún fue cuando ocurrió contra un Getafe con nueve hombres, un partido en el que, al final, fue Courtois quien salvó el empate.
Si algo ha quedado claro en estos primeros meses, es la dificultad del Madrid a la hora de plantear partidos contra bloques bajos. Se vio contra el Atleti, contra el Getafe y, en última instancia, contra la Juve. Tan cierto es esto como el hecho de que el Madrid tiene argumentos más que de sobra para demostrar que puede ganarle a cualquiera, y teniendo en cuenta que el Barça de Flick, que juega a tirar el fuera de juego y poco o nada tiene que ver con esos bloques bajos… el Madrid de Xabi puede y debe mostrar todas sus virtudes.

