Un partido del calibre del Liverpool Real Madrid depara muchas cosas, entre las que destacaban un fútbol de primerísimo nivel como el que ambos equipos mostraron desde el primer minuto de encuentro. Sin embargo, más allá del fútbol, muchos esperaban también que la polémica hiciera acto de presencia.
No lo hizo desde un primer momento, donde el colegiado tomó todas las decisiones correctas. La primera de ellas, la tarjeta amarilla a Vini, que detuvo un claro contragolpe con un agarrón a Salah. Una amarilla evidente, que permitió al conjunto blanco evitar la primera ocasión clara de los reds.
El partido estalló pasada la media hora, cuando, ahora sí, la polémica hizo acto de presencia: un golpeo desde la frontal golpeó de forma clara en el brazo de Tchouaméni. Era clara y era dentro del área, pero el colegiado acudió al VAR para observar con detenimiento lo que había pasado. Y, finalmente, terminó por decretar que fue en posición natural, por lo que no hubo penalti.
El Real Madrid, en el primer acto, terminó pidiendo dos posibles penaltis. Uno de Robertson sobre Arda Güler, muy al filo del pisotón, mientras que Vinicius Jr. reclamó un manotazo de Bradley dentro del área de los reds. Kóvacs hizo oídos sordos en ambas acciones y desde el VAR tampoco le llamaron para revisar las jugadas.
Reclamó penalti el Real Madrid por esta acción de Bradley sobre Vinicius. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/yx9KxWZm4l
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El Real Madrid reclamó penalti en esta acción de Robertson y Arda Güler. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/OtyY4VgOTn
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