El camino que llevó a Xabi Alonso al banquillo del Real Madrid estuvo lleno de giros inesperados. En 2023, su nombre apareció en la lista de candidatos del París Saint-Germain para sustituir a Christophe Galtier. El director deportivo Luis Campos había preparado un abanico de opciones: Luis Enrique, Hansi Flick y el propio Alonso. También se tantearon otros perfiles como Mikel Arteta y Julian Nagelsmann, aunque ambos rechazaron la posibilidad: el primero por su compromiso con el Arsenal y el segundo por su deseo de seguir en Alemania.
Finalmente, el PSG se decantó por Luis Enrique. Según el periodista Fabrice Hawkins (RMC Sports), lo que convenció a la directiva parisina fue su carácter directo y su capacidad para tomar decisiones difíciles, además de una historia personal que emocionó al presidente. Dos años después, el club francés levantó la ansiosa Champions League con el asturiano al mando.
Se fue al Leverkusen
Mientras tanto, Alonso siguió construyendo su propio relato en Alemania. Con el Bayer Leverkusen logró lo que parecía imposible: arrebatarle la Bundesliga al todopoderoso Bayern de Múnich. Tres temporadas de trabajo, un estilo de juego coral y una identidad muy marcada terminaron por situarlo en la órbita del Real Madrid.
El club blanco, consciente de que Carlo Ancelotti cerraba ciclo, decidió apostar por el técnico tolosarra. No era un desconocido: había compartido vestuario con el italiano en su etapa como jugador y conocía de primera mano la exigencia de Chamartín.

Curiosamente, el presidente del Leverkusen, Fernando Carro, ya había dejado entrever durante la campaña que Alonso podía salir. Lo que entonces eran rumores se convirtió en realidad: el Real Madrid encontró en él al sucesor ideal para su banquillo.

