El debate sobre quién es el mejor jugador del mundo ha terminado oficialmente en el puerto del Pireo. Kylian Mbappé, en su segunda temporada como referente absoluto del Real Madrid, firmó una de esas actuaciones que definen carreras y ganan títulos: un póker de goles monumental para sellar un agónico y vital 3-4 ante el Olympiacos.

El francés no solo salvó los muebles en una caldera griega, sino que ha dado el sorpasso definitivo en todas las quinielas individuales. Lo de anoche no fue solo fútbol, fue una declaración de intenciones: la era de Mbappé en el Santiago Bernabéu ha alcanzado su velocidad de crucero y nadie en Europa parece capaz de frenarla.

Mbappé le mete cuatro a Olympiacos (David S. Bustamante/Real Madrid via Getty Images)

​Con este recital, el ’10’ blanco se confirma como el Rey de la Champions League en lo que va de curso. Los datos facilitados por la analítica avanzada de Squawka son demoledores y reflejan una superioridad insultante: 9 goles en la máxima competición continental, líder en tiros totales (32) y, lo que es más importante, en disparos a puerta (18). Pero Mbappé no es solo un finalizador; su influencia en el juego es total.

Es el jugador que más oportunidades ha creado (20) para sus compañeros y el que más pisa la zona de peligro, con 51 toques en el área rival. No es solo que marque, es que el sistema ofensivo del Real Madrid nace y muere en sus botas.

​El Balón de Oro 2026 ya tiene favorito

​El impacto de su póker en Grecia ha tenido una réplica inmediata en los ránkings internacionales. Según la última actualización de noviembre de Score 90, Kylian Mbappé ha asaltado el puesto número 1 en la carrera por el Balón de Oro 2026, desbancando a su gran rival generacional, Erling Haaland, que cae a la segunda plaza. El francés lidera ahora una lista de élite donde Declan Rice cierra el podio, seguido por Harry Kane y el azulgrana Lamine Yamal, que se mantiene quinto.

Ya lidera los pronósticos (Score90)

​Esta segunda campaña de blanco está siendo la de la consagración total. Si el primer año fue el de la llegada galáctica, este es el de la liderazgo jerárquico. En partidos trabados como el de Olympiacos, donde el equipo sufría atrás y el ambiente era hostil, Mbappé asumió la responsabilidad que exige el escudo del Real Madrid.

Echarse el equipo a la espalda, pedir el balón y ejecutar con una frialdad clínica es lo que diferencia a los buenos jugadores de las leyendas. Y Kylian, con el Balón de Oro en el horizonte y la Champions como jardín privado, camina con paso firme hacia la leyenda.