El Atlético de Madrid volvió a tener esa particular ayuda arbitral desde la sala VOR. Lo del Cívitas se une al escándalo de Mestalla para terminar de demostrar que el VAR es una broma de mal gusto en España.
A los de Simeone les pitaron a favor un penalti de Rui Silva sobre Álvaro Morata, totalmente inexistente, que se validó desde la sala del VAR de manera inexplicable.
No existió contacto alguno con el delantero y se debió avisar, por pinganillo, para evitar que se lanzara la pena máxima. Un momento crucial del choque que iba con 1-0 en ese instante en favor de los rojiblancos. Morata, a la postre, lo falló. Los madrileños ganaron 2-1 sufriendo hasta el final del partido.

