De Burgos Bengoetxea, como árbitro principal, y Pulido Santana desde la sala VOR, eran dos de las trampas arbitrales montadas al Real Madrid en Girona. En el minuto 42 tuvieron una gran polémica en Montilivi.

Los futbolistas del conjunto de Míchel protestaron un posible fuera de juego posicional de Vinicius y también una falta de Mbappé en la acción que terminó con la pelota en el fondo de las mallas. Kylian marcó, lo celebró, pero los dos árbitros ya estaban preparados para anularlo.

Terminaron pitando mano de Mbappé, que casi cayéndose al suelo la toca ligeramente con el brazo, aunque sin voluntad para avanzarse la pelota dentro del área y lograr una posición ventajosa. Una jugada totalmente involuntaria. Las normas, eso sí, en ese aspecto son claras y cualquier mano en ataque se debe señalar como falta.