El Clásico ya tiene árbitro… y también polémica servida. El Comité Técnico de Árbitros ha designado a Alejandro José Hernández Hernández para dirigir el decisivo Barcelona-Real Madrid del próximo 11 de mayo en Montjuic. Y con ello, el CTA reabre viejas heridas en el madridismo. No solo por las actuaciones arbitrales del colegiado canario en anteriores encuentros, sino también por sus declaradas simpatías azulgranas en el pasado.
No es un detalle menor: en una entrevista concedida a La Voz de Lanzarote en 1994, cuando tenía apenas 11 años, Hernández Hernández reconocía sin ambages que su equipo favorito era el Barcelona. También señalaba a Romario y Laudrup como sus ídolos futbolísticos. Y aunque han pasado décadas, la memoria del aficionado blanco es larga. Especialmente cuando se trata de un árbitro reincidente en decisiones polémicas contra el Real Madrid.

El VAR, en el otro foco de polémica
La presencia de Juan Martínez Munuera en el VAR, otro nombre que ha protagonizado decisiones controvertidas en partidos clave, añade más leña al fuego. Desde el entorno del Real Madrid, la designación no se recibe con indiferencia: la confianza en la imparcialidad arbitral queda seriamente cuestionada cuando, en un partido que puede decidir la Liga, se elige a un colegiado con antecedentes tan cargados.

El Clásico no es un partido cualquiera. Es un duelo que puede definir títulos, prestigio e historia. Y por eso mismo, el Real Madrid —y todo el fútbol español— merecen la máxima transparencia, neutralidad y profesionalismo. En vez de eso, el CTA opta por un nombre marcado por el conflicto. La pregunta es inevitable: ¿no había otra opción menos comprometida?
A pocos días del choque, el foco debería estar en el terreno de juego. Pero una vez más, la sombra arbitral amenaza con robar protagonismo. El madridismo ya ha encendido las alarmas. Y con razón.