Dani Ceballos y el Marsella estuvieron al borde de cerrar una operación que finalmente no llegó a buen puerto. Sobre la mesa quedaron dos versiones enfrentadas que circulan en los despachos y en el entorno del jugador.
Una apunta a dudas del propio futbolista en el último momento; la otra, a problemas con demandas económicas del entorno que enfriaron la negociación. Ambas explican el mismo desenlace —la ruptura del acuerdo— pero con responsables distintos, según relatan fuentes cercanas al Real Madrid.
La realidad probable combina aristas deportivas y económicas: el mercado es un tablero en el que el tiempo apremia y las señales personales pesan tanto como las condiciones contractuales. Lo cierto es que Marsella y Real Madrid habían avanzado en la fórmula (cesión con compra obligatoria, según la versión), pero algo se torció justo antes del cierre.
El tiempo como enemigo: se acaba el mercado
La primera lectura sostiene que Dani Ceballos pidió más tiempo para tomar una decisión definitiva. Según esta versión, el acuerdo entre clubes estaba pactado en términos deportivos y económicos, pero el jugador, ante la encrucijada de elegir proyecto, aceptó posponer la confirmación a la espera del Real Betis. Resultado: operación caída por falta de concreción personal. Los verdiblancos no pueden fichar más si firman a Antony.
Esta hipótesis explica una ruptura por prudencia institucional más que por conflicto: el Marsella prioriza cerrar refuerzos ya, y la indecisión de un jugador puede entenderse como inseguridad que el club no quiere asumir en un mercado que no perdona vacilaciones.
La comisión congeló la operación
La segunda versión pone el foco fuera del campo: el entorno del futbolista habría reclamado una comisión que los franceses consideraron inasumible. Según esta lectura, la petición económica fue la causa determinante.
No se trata de dudas deportivas sino de una negociación paralela que el Marsella no aceptó. Se habla de una postura deliberada para frenar la operación si la demanda era conocida de antemano.
