El Real Madrid ha activado la artillería judicial y solicita al juez que incorpore como prueba clave las declaraciones públicas de exmandatarios como Godall, Freixa, Perrín y Gaspart, quienes admitieron conocimiento y temor a represalias arbitrales. La estrategia busca dinamitar la defensa del Barça utilizando sus propias palabras.
El ‘Caso Negreira’ ha entrado en una nueva y explosiva dimensión. Lejos de mantener un perfil bajo, el Real Madrid ha decidido lanzar una ofensiva judicial sin precedentes que podría cambiar el rumbo del proceso. El club presidido por Florentino Pérez ha presentado un escrito formal ante el juzgado de instrucción número 1 de Barcelona para exigir que las confesiones públicas de cuatro exdirectivos del FC Barcelona sean incorporadas de inmediato a la causa como prueba judicial, según informó Xavier Estrada Fernández, muy pendiente del caso.
La entidad merengue considera que estas declaraciones, realizadas libremente en diversos medios de comunicación, no son meras opiniones, sino un reconocimiento fáctico y demoledor de que los pagos millonarios a José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, eran conocidos por las distintas juntas directivas y se mantenían por un motivo que va más allá de los supuestos «informes de asesoramiento»: el miedo a ser perjudicados o la búsqueda de un trato de favor.
El Real Madrid pone el foco sobre un material que considera una auténtica «prueba de confesión» extrajudicial. Son las propias voces del pasado blaugrana las que ahora acorralan al club catalán.

El escrito del Real Madrid es un compendio de las declaraciones que han sacudido los cimientos del fútbol español y que ahora buscan tener validez en un tribunal. La selección es quirúrgica y apunta directamente al corazón de la línea de defensa del Barça:
- Albert Perrín y el chantaje implícito: La frase del exdirectivo durante la etapa de Joan Laporta es, quizás, la más gráfica. “Mejor seguir pagando o nos perjudicarán”. Para el Real Madrid, esta afirmación desmonta la tesis del servicio de consultoría y la sustituye por un escenario de pagos bajo coacción o, como mínimo, por temor a represalias arbitrales, admitiendo una relación de causa-efecto directa entre el dinero y el trato en el campo.
- Toni Freixa y la responsabilidad compartida: El exportavoz y excandidato a la presidencia fue tajante al señalar que no se trataba de un acto aislado de una sola junta. “Todas las juntas lo sabían”. Esta declaración es clave para la acusación, ya que sugiere una práctica institucionalizada y continuada en el tiempo, demoliendo cualquier intento de limitar la responsabilidad a un único presidente.
- Alfons Godall y el epicentro del poder: El exvicepresidente con Laporta apuntó directamente a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) como el lugar donde se decidía la suerte de los equipos. “En la RFEF se cuecen los árbitros”. Esta frase, en el contexto de los pagos, es interpretada por el Real Madrid como la admisión de que el Barça pagaba a una figura clave del estamento arbitral para tener influencia o conocimiento privilegiado de ese «caldo de cultivo».
- Joan Gaspart y la cúpula directiva: El expresidente del club no dejó lugar a dudas sobre quién debía conocer estas operaciones. “Si había irregularidades, el presidente lo sabía seguro”. Una afirmación que sitúa la responsabilidad en el despacho más alto del Camp Nou, impidiendo que los máximos dirigentes puedan alegar desconocimiento.
De la hemeroteca al Juzgado
Con este movimiento estratégico, el Real Madrid busca que lo que hasta ahora eran titulares de prensa y cortes de radio se conviertan en pruebas judiciales con todas las de la ley. El objetivo es claro: demostrar que los pagos al número dos de los árbitros no eran un servicio inocuo, sino parte de un sistema sostenido en el tiempo, conocido por las sucesivas cúpulas directivas, y cuyo fin último era, como mínimo, garantizar una «pax arbitral» o evitar perjuicios.