Un tal 6 de mayo de hace 16 años se produjo el mayor escándalo vivido en la historia reciente de la Champions League.
Nadie olvida el escarnio arbitral que sucedió en Stamford Bridge, para meter al Barça en la final frente al Chelsea, y en dicho aniversario les tocaba afrontar su partido más importante de la última década. El conjunto azulgrana se la jugaba en Milán ante el Inter por un hueco en la finalísima.
El partido lo pitaba Marciniak, el árbitro que acertó al señalar los dos toques de Julián Álvarez – pese a las lágrimas de los aficionados colchoneros durante semanas y meses.
El polaco apenas tuvo que afrontar polémicas en la primera mitad. Antes del descanso fue avisado por el pinganillo de un penalti clamoroso de Pau Cubarsí sobre Lautaro Martínez. El VAR salvó la papeleta arbitral, que no había pitado nada, y salió al rescate para avisarle de la infracción.
El colegiado señaló penalti de Pau Cubarsí sobre Lautaro Martínez tras consultar el VAR. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/lbSA4EJixn
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Con un suspense de varios minutos decidió señalar pena máxima y Hakan Çalhanoğlu batió la portería culé para hacer justicia sobre lo que se veía en el verde, el penalti supuso el 2-0 en el Giuseppe Meazza antes del descanso.
El Barça pidió penaltis inexistentes
En la primera mitad, antes de ese penalti revisado por el VAR, Pedri pidió una inexistente mano y Lamine pidió otro de Bastoni que tocó previamente balón y salvó la acción de manera magistral, a diferencia de Cubarsí.