El Real Madrid cayó estrepitosamente ante el Arsenal (3-0) en el Emirates Stadium. Una noche aciaga en Europa te condena distinto al resto de competiciones. Aquí, en el K.O, solo hay dos oportunidades para tratar de avanzar.
La primera fue ridícula y en el vestuario lo asumen. Un malísimo segundo tiempo condenó al Real Madrid, que tuvo alguna ocasión aislada en el primer acto, y el 3-0 fue la mejor noticia. No irse de Inglaterra con una goleada de escándalo fue lo mejor que pasó durante los primeros 90 minutos de la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League.

Ahora solo queda lo de siempre: apelar a la mística, a la épica y al madridismo en el Bernabéu. Los jugadores fueron uno por uno a pedir perdón a los 2.000 aficionados que se dejaron las gargantas en Londres y, a partir de ahí, se lanzó un mensaje al unísono. Sí se puede.
El vestuario cree en otra épica
Esta generación de futbolistas está cargada de noches mágicas a sus espaldas. Sabe lo que significa remontar un durísimo choque de ida y es capaz de ir perdiendo 0-3 en el minuto 60 y remontar el encuentro. No sería ni la primera ni la última vez. Saben de la dificultad, pero ayer salieron totalmente convencidos de lograr dar la vuelta al resultado adverso.

En el Bernabéu se preparan para vivir una caldera. Se espera uno de esos recibimientos más fuertes de toda la historia de la entidad y se equipara a lo que se vivió ante Manchester City, PSG, Chelsea o Bayern en anteriores ocasiones. Que nadie dé por muerto al Real Madrid.

