Las cámaras de Movistar captaron imágenes, en el post partido, en las que se aprecia a aficionados de Osasuna cantando un claro «Vinícius, muérete«. Carvajal avisaba a Martínez Munuera sobre esos insultos que resonaban, pero el colegiado no le hizo caso al capitán madridista, algo muy grave.
La obligación del árbitro en estos casos es parar el partido, dirigirse al delegado de campo local para que cesen los insultos, y si no lo hacen, puede suspender el choque, según el protocolo antirracismo y antiviolencia.
Aunque mucho se llena la boca con anuncios contra el racismo, cuando suceden estos incidentes, nadie hace nada. Todo esto se acabaría si algún colegiado suspendiera el partido y se impusiera una buena sanción al club que permite estos actos racistas o de odio de parte de algunos aficionados.
Sin embargo, aquí se habla mucho pero no se toman medidas. Vinícius tuvo que soportar ayer en El Sadar todo tipo de entradas en el campo e insultos por parte de la afición rojilla, pero una vez más, la tarjeta se la llevó el brasileño por protestar, y se perderá el próximo partido de liga ante el Athletic Club en el Bernabéu.
Es increíble que Vinícius, uno de los jugadores que más faltas recibe de la Liga, sea al que más tarjetas le muestran. Es el mundo al revés en esta competición de Tebas, donde se premia más al verdugo y se castiga a la víctima.
Lo más vergonzoso es que muchos medios de comunicación taparon los insultos a Vinícius y solo se dedicaron a decir que Vini Jr. tenía que cambiar y no protestar tanto, sin hablar del gran partido que hizo marcando dos golazos y dando un recital de regates. Pero eso no interesa decirlo, solo interesa señalar lo malo y hacer parecer que Vinícius es el malo de la película.
Lamentablemente, España es el único país que no protege a sus grandes futbolistas. Desde hace tiempo se premia al antifútbol y a la antideportividad. Es incomprensible esta campaña salvaje contra el brasileño desde que pisó el país por primera vez.
Foto: EFE
