Kylian Mbappé ha dado un giro a su situación en el Real Madrid con la llegada de Xabi Alonso. En el curso pasado, en su primer año como madridista, consiguió la Bota de Oro. Un logro que se quedó corto por lo que se esperaba de él, pese a que parezca difícil de creer, ya que apenas se le vislumbraba como el líder del equipo.
Llegó con humildad, con las ideas muy claras, y pasando a un segundo plano. Tanto fue así que entre el propio futbolista de Bondy, Vini Jr. y Bellingham se repartían los penaltis en la era Ancelotti. Cada pena máxima era un plebiscito, entre los tres, a ojos de los 80.000 aficionados en el Bernabéu. Con Xabi, todo esto ya se ha terminado.
Ahora será el que lance los penaltis, si está en el campo, y busca ser el líder desde el inicio. Pide el balón, está más participativo en las charlas y es ese líder que fichó Florentino Pérez y por el que el madridismo estuvo loco durante 7 años. Mbappé pide galones, los asume y está listo para hacer historia.

«Me siento muy bien. Pero lo importante es ayudar al equipo. Que sea ofensivamente como defensivamente. El resto llegará. Lo vamos a pasar bien y vamos a ganar partidos», confesaba el delantero galo en la zona mixta en declaraciones a Real Madrid Televisión.
Mbappé pasa al 10
El cambio de dorsal también le ha ayudado a cambiar el status. Kylian Mbappé pasa del 9 al 10, como hizo su ídolo – pero con el 7 – y está preparado para convertirse en la gran referencia del equipo. El Real Madrid de Xabi pasa por las botas del francés.