5-1, ¿y a soñar con entrar entre los ocho primeros? Noche redonda en La Castellana en un partido en el que Rodrygo se reivindica, Mbappé sigue anotando y Vinicius recupera su mejor versión. La manita da licencia para pensar en el milagro europeo del Rey de Europa. Queda Brest.
El Real Madrid empezaba el miércoles con la calculadora en mano. A los blancos solo les salían las cuentas en caso de sacar los tres puntos hoy y fue justo lo que ocurrió, a la postre, en otra noche mágica de Champions League. Ancelotti, consciente de ello, sabía que debía sacar un once ofensivo y apostaba por sacar a su pólvora con Vini Jr., Mbappé y Rodrygo. Por detrás quedaba Jude Bellingham, junto a Dani Ceballos y Luka Modric. Fede Valverde actuaría como lateral diestro en detrimento de Lucas Vázquez y esa era la principal novedad en la alineación de los blancos.
El Salzburgo empezó tocando la pelota y yendo arriba a la presión a por los madridistas. Una de las grandes misiones de los de Letsch pasaba por desactivar el ataque blanco y en 20 minutos no hubo noticias de los merengues. Lo que sí que hubo fue un tiro desviado de Gloukh buscando sorprender a Courtois.
El Real Madrid despertó del letargo en el 22′ con el 1-0 de Rodrygo. La «R» sigue viendo portería con facilidad y mandando mensaje a los detractores que lo quieren fuera del club o que consideran que no debería estar en el once. A lo John Cena, con el «no look, no face», Rodrygo volvió a ponerse el traje de gala para rematar una jugada en la que participaron Mbappé, Vinicius y Bellingham. Suyo fue el primer tanto de la contienda y el que sirvió para espolear al madridismo, algo dormido por el inicio de los suyos en La Castellana.

Y no les dio tiempo ni de asimilar el 1-0 que ya estaban cantando el 2-0, también de Rodrygo Goes, tras una genialidad personal en la que se asoció con Jude Bellingham para abrir brecha en el marcador y permitir soñar con la quimera de estar entre los ocho primeros.

El Real Madrid regresó de la segunda mitad con los mismos y con un regalo de la defensa del Salzburgo para conseguir poner el 3-0. Ahí, para cazarla, estuvo Kylian Mbappé. El de Bondy terminaba de reventar a los austríacos en un error de bulto de Blaswich. Y a los pocos minutos, en el 57′, era Vinicius Júnior quién abría más brecha en una jugada espectacular, personal, que servía para poner el 4-0 en el marcador del Santiago Bernabéu.
El que la sigue la consigue.
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Ancelotti vio oportuno empezar a realizar cambios y quitó, casi de una tacada, a Bellingham, Ceballos, Rodrygo y Mbappé para dar minutos a Arda, Endrick, Alaba o Brahim Díaz. El resultado acompañaba y era noche de rodaje también para los menos habituales.
Vinicius, tras el 4-0, escuchó la plegaria del madridismo «queremos una manita» y fue justo lo que logró en el 77 tras una nueva genialidad. El carioca lanza una pugna titánica por el pichichi y quiere mostrar que esta es su Champions League. Marcó doblete y volvió a ser determinante tras días siendo una sombra del jugador superlativo que es y sigue siendo, el mejor futbolista del mundo. Con el 5-0 fue Bidstrup quién maquilló el resultado con un gol antológico, de volea, para batir a Courtois y quitarle la imbatibilidad en lo que estaba siendo una noche redonda.
Fotos: Getty y Real Madrid