El recuerdo de las Ligas de Tenerife de 1992 y 1993 sigue siendo una herida abierta en el corazón del madridismo. Un doblete de títulos perdido en la última jornada a favor del FC Barcelona en circunstancias que trascendieron lo puramente deportivo.

Un reportaje de investigación como el publicado por FutbolGate reaviva la convicción en la Casa Blanca de que aquellos desenlaces fueron un cúmulo de infortunios y decisiones externas. Y más ahora, tras ver el documental de dicho medio, en el que se relaciona directamente y presuntamente con los inicios del caso Negreira.

​El 7 de junio de 1992 el Real Madrid de Leo Beenhakker dependía de sí mismo para el título pero cayó 3-2 ante el Tenerife. El análisis retrospectivo y el sentir mayoritario del madridismo señalan al arbitraje de García de Loza como un factor determinante. El colegiado anuló un gol completamente legal a Luis Milla por un fuera de juego inexistente lo que habría supuesto la ventaja para los blancos.

​Además una discutidísima expulsión a Villarroya por doble amarilla, en cuestión de minutos, dejó al equipo con diez hombres facilitando la remontada canaria. Estos errores arbitrales fundamentales fueron el primer gran escollo. El colegiado terminó pitando la final de Copa del Rey de ese mismo curso.

​Sin embargo la polémica más grave fue la sombra de los maletines. Protagonistas del Tenerife como Manolo Hierro, reconocieron a la SER haber recibido importantes sumas de dinero por vencer al Real Madrid un incentivo que si bien no se vinculó legalmente a un club se interpretó unánimemente como una maniobra para desviar el título hacia la Ciudad Condal.

​El ‘Déjà Vu’ del 93

​Un año después la historia se repitió con tintes casi dramáticos. El Real Madrid de Benito Floro volvió a jugarse la Liga en el Heliodoro y perdió 2-0

​El clavo final en el ataúd lo pusieron de nuevo las decisiones arbitrales. El partido estuvo plagado de posibles penaltis no señalados a favor del Real Madrid al menos dos de ellos catalogados como clarísimos por el sector blanco. Una concatenación de sucesos que se repitió calcada para frustrar el alirón. Lejos de condenar sus errores, le nombraron árbitro internacional a los pocos meses.

​El madridismo tiene la certeza que en Tenerife se perdió algo más que dos partidos de fútbol. Un argumento que subraya la convicción de que el equipo fue víctima de una injusticia deportiva y circunstancial que alteró la historia del fútbol español en los inicios de Enríquez Negreira en el Comité de Designación y, a la postre, como vicepresidente técnico de los árbitros.

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Aprendiz de periodismo deportivo. Mi padre me inculcó la cultura futbolística desde pequeña. Apasionada de la literatura.

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