Que el Real Madrid de este momento de la temporada poco o nada tiene que ver con el de la pasada campaña es una realidad. Lo demuestran los resultados, que han venido de la mano de victorias tan contundentes como las obtenidas en la eliminatoria de Champions League frente al City, que han vuelto a hacer que el conjunto blanco meta miedo.
Únicamente con la excepción del pinchazo ante el Real Betis. A partir de ahí, los merengues buscarán recuperar esas claves tácticas que tanto éxito le estaban dando… más allá de las lesiones que sufre el equipo y los constantes cambios a los que se ven sometidos por las bajas.
Sin embargo, más allá de los dos partidos frente al conjunto de Pep Guardiola, a pesar de que en Liga los resultados no han acompañado, las sensaciones poco o nada tienen que ver con las que el Real Madrid mostró sobre el verde durante la primera vuelta (salvo en el Benito Villamarín). Y es que según parece Carlo Ancelotti ha dado en la tecla en muchos sentidos desde el punto de vista táctico, pero también los jugadores han dado un paso adelante.

Los grandes cambios que han propiciado el lavado de cara del Real Madrid
Un buen momento que se ve reflejado a la perfección en los ya mencionados encuentros frente al City. Y el partido de ida en el Etihad Stadium cuenta con varios ejemplos de todos los motivos que han propiciado la espectacular mejoría del conjunto blanco. Unos motivos que arrancan, tal y como lo definió Ancelotti, por “tener amplitud con el balón y ser agresivos sin él”.
Precisamente este último punto es el motivo principal en torno al que gira todo. Y es que durante los últimos partidos el Madrid ha incrementado en gran medida el ritmo de los partidos. Un problema que, tal y como ha quedado demostrado durante las últimas jornadas, parecía ser un problema de intensidad. Y la intensidad que antes faltaba en todas las zonas del campo, ahora parece sobrar.
El principal reflejo de este aumento de la intensidad en los partidos se refleja en la presión tras pérdida de los diez jugadores de campo. Unos jugadores que mostraban calma con la pelota, una calma que contrastaba radicalmente con la intensidad mostrada tras perderlo. De hecho, esto sirvió para que, en el partido de vuelta, el Real Madrid tuviera más posesión que el City. Algo que hace apenas un año podría sonar como una utopía.

La implicación de los tres hombres de arriba, clave
Sin embargo, para que el engranaje funcione correctamente, todas las piezas deben estar conectadas. Y en la gran mayoría de encuentros en los que el conjunto blanco sufrió muchísimo sin balón durante la primera vuelta, la desconexión de los tres hombres de arriba en tareas defensivas era un lastre para el resto del equipo, que tendía a partirse y ceder el centro del campo al rival, tal y como pasó en ambos encuentros ante el Barça.
Ahora, tanto Vinícius como Rodrygo como Mbappé se muestran mucho más comprometidos en los esfuerzos en la presión. Algo que no solo se ha hecho evidente en la presión tras pérdida, a través de la cual el Madrid ha conseguido hacer muchísimo daño a sus rivales durante las últimas jornadas, sino también gracias a la capacidad de los jugadores para fijar el bloque en fases defensivas.

Esto ha estado propiciado en gran parte por la transición del esquema de la fase ofensiva a la defensiva. Y es que a pesar de que el conjunto blanco sigue atacando con un 4-3-3, Ancelotti parece haber dado con la clave al colocar a los suyos con un 4-4-2 en fase defensiva, lo cual se traduce en un bloque mucho más compacto que no solo facilita la presión, sino que brinda al conjunto blanco una presencia mucho mayor en la medular.
De la mano de este bloque medio muy bien estructurado, el Madrid no solo ha conseguido hacerse dueño y señor de muchos partidos, sino también someter a sus rivales, puesto que el esquema combina a la perfección solidez defensiva y capacidad de salir al contragolpe. Así es como el conjunto blanco parece ir encontrando poco a poco las claves para resolver partidos… Y para volver a demostrar por qué nunca se puede dar al Real Madrid por muerto.