Kylian Mbappé vivió uno de los veranos más plácidos de toda su carrera. Durante 7 años fue noticia su fichaje por el Real Madrid, primero en el Mónaco y luego en el PSG, y en el curso pasado lo logró.
Este verano – tras pasar por una gastroenteritis durante el Mundial, eso sí – Kylian descansó bajo el anonimato. No acaparó ni portadas ni titulares, vivió un reseteo, y se concienció para volver a ser el Mbappé que trajo loco al madridismo.
En apenas dos partidos, tres goles y unas sensaciones inmejorables. Ahora al hablar de Mbappé es hablar de fútbol. Pulcro con balón, con ideas constantes y sin balón es un mero trabajador del Real Madrid de Xabi. El plan encaja y él cree en el discurso.

Tuvo sus más y sus menos con Pochettino, Luis Enrique e incluso se podría decir que su versión superlativa – pese a ganar el Balón de Oro – también estuvo lejos en el Real Madrid de Carlo Ancelotti. El Mbappé que se vio con ellos era apático, cansado sin correr y daba muestras de haber llegado a su «prime» que ahora sí está volviendo a ver luz.
Mbappé firmó otro partido redondo en el Carlos Tartiere. El de Bondy los marcó a pares, aunque más allá del buen sabor de boca goleador, lo que sorprende es su apetito. Se le ve implicado, con ganas de marcar diferencia y eso se nota sobre el terreno de juego.
El Mbappé más eléctrico
Las cifras, más allá del impacto visual, hablan por sí solas. Frente a Osasuna disputó los 90 minutos, anotó un tanto (xG: 1.06), provocó un penalti y se lanzó a por el partido con 12 regates intentados, de los cuales completó ocho, en un despliegue que desarmó a la zaga rojilla. Sus 71 toques y el 89% de acierto en el pase retrataron a un futbolista tan eléctrico como preciso, capaz de vivir en el uno contra uno sin desconectarse del juego colectivo.
En Oviedo, el relato se elevó un escalón más. Mbappé convirtió el Tartiere en un laboratorio de su velocidad y su instinto. Dos goles (xG: 1.25), cinco tiros a puerta, tres regates completados de siete intentados y un Madrid que se supo superior siempre que el balón pasaba por sus botas. Firmó un 85% de acierto en el pase y ganó ocho de los 14 duelos que libró, confirmando que no solo juega, también compite en cada metro.

En apenas dos jornadas ligueras, el astro de Bondy ha dejado la sensación de que el Real Madrid se mueve a su compás. Un gol, un doblete, un penalti forzado y la certeza de que su impacto va mucho más allá de las estadísticas: Mbappé ya cala muy hondo en el sistema de Xabi.