Kylian Mbappé firmó en Almaty otra exhibición del delantero moderno: movilidad, olfato goleador y capacidad para crear peligro desde la colocación y la asociación. MVP del partido y 81 minutos en el campo que acabaron con 3 goles en su casillero y un impacto constante en el juego blanco. Estas son las claves numéricas y tácticas de su actuación.
Impacto ofensivo: eficacia y lectura de juego
Mbappé finalizó con 3 goles y un xG total de 1,93, lo que indica que convirtió más de lo esperable por la suma de sus disparos (sobresaliente eficacia). Remató 5 veces a puerta, con 3 tiros fuera y 0 bloqueados, y sumó 2 ocasiones claras falladas, lo que muestra una gran voluntad de buscar el disparo en zonas determinantes. Su promedio de toques en zona ofensiva y la presión tras pérdida empujaron al Kairat a replegarse constantemente.
El mapa de calor muestra su influencia especialmente por la izquierda del ataque y en posiciones interiores cerca del área rival: entra a zonas de remate, recibe de espaldas y descarga para acompañantes. Además, 30 pases precisos de 37 intentados (81%) y 3 pases clave hablan de su implicación no solo como finalizador, sino también como generador de juego.
Movilidad, asociación y creación de peligro
Mbappé intentó 4 regates y completó 2, pero lo relevante es cómo sus desmarques abren espacios para los compañeros. Su conexión con Vinícius y con los jóvenes del equipo como Arda Güler fue constante: la acción que precedió al penal, por ejemplo, surgió tras una incursión de Mastantuono que le dejó la opción de rematar desde los once metros. Su lectura para asociarse y aparecer en el segundo palo o recibir de frente al área elevó la cifra de situaciones de peligro.
El xA de 0,17 no refleja asistencias, pero sí que sus pases generaron probabilidad de gol para otros; su rol fue híbrido entre goleador y facilitador.
