El Arsenal golpeó primero y con contundencia. En el Emirates Stadium, el conjunto inglés dominó al Real Madrid con un claro 3-0 en la ida de los cuartos de final de la Champions League, dejando al equipo de Ancelotti contra las cuerdas.
No solo fue el resultado, también las sensaciones y las cifras dejaron en evidencia una superioridad difícil de ignorar.
Una noche para el olvido
El Real Madrid no logró imponer su ritmo en ningún tramo del partido. Aunque mantuvo una posesión respetable (45%), fue claramente superado en el apartado físico, táctico y mental. El Arsenal tuvo más disparos (11 a 9), más ataques (52 a 31) y recorrió una distancia significativamente mayor: 113,9 kilómetros frente a los 101,2 del Madrid, un dato que refleja el despliegue y la intensidad del equipo de Mikel Arteta.
En cuanto a precisión con el balón, el equipo londinense también se impuso: 90% de acierto en el pase frente al 87% del Madrid, completando 441 de 492 envíos, contra los 384 de 439 del equipo español.
Desconexión y falta de respuesta
A nivel defensivo, el Real Madrid fue menos eficaz. Recuperó menos balones (26 frente a 34), cometió más fueras de juego (2 frente a ninguno del rival) y, pese a las cinco paradas de su portero, encajó tres goles que complican enormemente el futuro en la competición.
¿Remontada en Chamartín?
La historia y el carácter competitivo del Real Madrid invitan a no darlo por muerto. Ya lo ha demostrado antes. Pero esta vez, más que nunca, necesita una versión perfecta: fútbol, corazón y eficacia. El Santiago Bernabéu tendrá que hacer su parte. El resto, dependerá de si los jugadores logran transformar la humillación en motivación.
La cita está marcada: remontar o caer. El margen es estrecho, pero si hay un club acostumbrado a vivir al límite en Europa, es el Real Madrid.

