Visitaba Anfield el Real Madrid con un claro objetivo entre ceja y ceja: mantener el invicto que los de Xabi han logrado tras las tres victorias en las tres primeras jornadas de esta fase de liguilla de la Champions League, en un precioso encuentro entre dos de los clubes más grandes del viajo continente.
Un partido de reencuentros para todos, desde Xabi, que se erigió como leyenda en el estadio red, hasta el propio conjunto blanco, que durante la pasada campaña sufrió una dura derrota en este mismo estadio, y lo visitaban ahora con la intención de redimir las heridas de la pasada campaña.
Un encuentro que arrancó tras un precioso y emotivo recibimiento de la afición red, y que comenzó con la clásica lucha entre dos gigantes que este tipo de partidos suele mostrar, con un Liverpool que salió al ataque desde el primer minuto, poniendo en serios apuros a un conjunto blanco que tardó en asentarse.

Con el paso de los minutos, el conjunto blanco comenzó a asentarse sobre el verde,. y Kylian Mbappé se apuntó la primera de los blancos tras una combinación en la zona de tres cuartos, que finalizó con un golpeo del francés que se marchó muy desviado. Poco a poco, el Madrid comenzaba a encontrarse sobre el verde.
Sin embargo, el Liverpool seguia amenazando como lo que es: uno de los mejores equipos del mundo. Tal fue así, que los reds se apuntaron la primera clara del partido, tras un contragolpe en el que Wirtz regaló un balón al punto de penalti. Solo había que empujarla, y Etikité la empujó, para toparse con el habitual milagro de Courtois, que salvó el primero del partido.
Una primera parte en la que, por momentos, el Liverpool asediaba el área del conjunto blanco, llegando incluso a reclamar un penalti por mano de Tchouaméni, en una acción en la que el árbitro terminó decretando que estaba en posición natural, enfadando al respetable de Anfield, que puso entonces la diana en el francés.
Una decisión que calentó el encuentro en la grada, pero no en el campo, donde el conjunto blanco no terminaba de encontrar presencia. Y el que seguia apareciendo en el conjunto blanco era Courtois, que firmaba un nuevo milagro al borde del descanso tras un golpeo durísimo de Szoboslai, que no podía creerse la nueva intervención del belga.
Trató de devolver el golpe el Madrid en una jugada coral, tras la que Alisson actuaba por primera vez ante un golpeo de Bellingham. Una acción que fue el punto final a una primera mitad en la que Anfield apretó, el Liverpool dominó y, como suele ser habitual, Courtois fue el salvador.
Nada cambio de cara al comienzo de la segunda mitad, en la que Courtois volvió a meter una mano salvadora para evitar el primer tanto de los reds. No contento con ello, en el siguiente córner, el belga volvió a sacar una mano salvadora. Primero a Van Dijk, después a Ekitike, el belga se erigía como el gran héroe blanco en Anfield.
Apretaba el Liverpool y sufría el Madrid en los primeros compases de la primera mitad, en un partido complejo bajo la noche británica, y no terminaba de conectar en la zona de tres cuartos. Lo intentaba Carreras lo intentó con una tímida internada, con un golpeo que se quedó a medio camino entre un centro y un disparo.

Pero tanto va el cántaro a la fuente, que al final, termina rompiendola. Y en la enésima falta que colgaron los reds desde la frontal, Mac Allister conectó un testarazo que superó a un Courtois que ya había agotado todos sus milagros, y, ahora sí, puso por delante al Liverpool, no sin una previa revisión del VAR de por medio, que terminó por dictaminar que el gol era válido.
Ahora, los de Xabi no tenían otra opción que volcarse en busca del empate. Y para ello, el tolosarra comenzó a mover el banquillo, Rodrygo fue el primer elegido para salir al verde. Sin embargo, no encontraba el conjunto blanco la reacción necesaria para empujar en busca del empate, quedando relegado a la altísima presión del Liverpool.
Lo intentó Mbappé en una acción aislada tras un gran pase de Vini, pero el golpeo del francés se fue rozando el palo de la meta de Alisson. Llegaron los últimos diez minutos y ahora el Madrid se volcaba en busca del empate, ante un estadio que ahora apretaba casi con más calor que durante los 80 minutos anteriores.
Una serie de intentos que el Madrid llevo a cabo con más corazón que acierto, sin llegar a crear un peligro claro sobre la meta de Alisson. De hecho, el partido alcanzó la prolongación sin ningúna intervención del brasileño. Y con poco más que añadir, llego a su fin un partido en el que el Real Madrid perdió, y, a pesar de seguir arriba en la tabla, demostró que aún hay un largo camino por recorrer.

