“Veo La Liga peligrosamente preparada para el Madrid”. Así de tajante se mostró el Cholo Simeone el 9 de junio de 2015 de cara a la temporada que estaba por venir. Una temporada en la que el gurú rojiblanco erró, pues el Barça se proclamó campeón con un solo punto de ventaja sobre el Madrid.
Todo ello, evidentemente, en una de las muchas temporadas en las que el Barça estuvo realizando pagos a Enríquez Negreira. Pagos que no concluyeron hasta 2018, en una Liga que el Madrid perdió por un punto y en la que hubo jugadas como, sin ir más lejos, el gol anulado a Bale en el Camp Nou por saltar más que Jordi Alba.
Dato no siempre mata relato: así sigue campando el Barça a sus anchas por España
Contextualizada la base del relato, viajamos una década adelante en el tiempo. Y es que diez años más tarde y una imputación por delito de cohecho contra el Barça, todo sigue igual. El relato sigue siendo exactamente el mismo. No importa lo que haya sucedido a lo largo de estos diez largos años, para muchos, el quid de la cuestión siempre estará en los invitados del palco del Bernabéu, independientemente de las cuestiones judiciales que atañan al Barça.

Pero más allá del Caso Negreira, del que hemos hablado hasta la saciedad y sobre el que muchos nos intentan convencer de que el Barça donó caritativamente 8,4 millones de euros por simples informes arbitrales, como ya he dicho antes, todo sigue igual. Y no solo porque el Barça se haya ido de rositas hasta la fecha por este Caso Negreira, sino porque, incluso con una causa judicial de por medio, en España todo sigue igual con el Barça.
Y este fin de semana ha sido el claro ejemplo de ello. Primera con el partido en el Santiago Bernabéu, y después con el partido en el Estadio de Vallecas. Comencemos por el principio, los tres goles anulados al Real Madrid en la victoria ante el Mallorca. Dos de ellos, por un justísimo fuera de juego de Mbappé ante el que el aficionado debe fiarse de la buena fe de un CTA con árbitros designados a dedo por Negreira. Pero bueno, al final, al Madrid siempre se le obliga a fiarse de la buena fe de los que le rodean.

Sin embargo, el escándalo con el gol anulado a Arda fue tal que el CTA no ha tenido más remedio que ponerse en contacto con la FIFA para cuestionar el tema de las manos. Una mano pegada al cuerpo y producto de un acto reflejo de Güler, que sorprendentemente y para sorna generalizada de muchos en Cataluña, fue sancionada, y conllevó la anulación del tanto.
Ahora, volvemos a viajar en el tiempo 24 horas después. El Barça viajaba a Vallecas y la premisa era clara: no había VAR. Y con el apagón de la sala VOR, Lamine se desplomó dentro del área y el Mateo Busquets lo tuvo claro: penalti. Un error humano como hay muchos en el fútbol, sin que, en esta ocasión, el VAR estuviera ahí para corregirlo. Casualidades del destino, tres minutos después de señalar la pena máxima, el VAR ya funcionaba. El fútbol y sus cosas.
Ahora bien, siempre hay una planta más alta en el adosado del escándalo en el que el Barcelona lleva años instaurado. Y es que Xavier Estrada Fernández reveló, de forma contraria a la versión oficial del CTA y LaLiga, que existe en Las Rozas una sala anexa en la que los árbitros que no estén cubriendo el partido siguen en directo la retransmisión televisiva y el protocolo indica que pueden llamar al cuarto árbitro. Un protocolo que, por lo que sea, en la noche de ayer nadie se planteó poner en marcha.

Actuaciones no tan aisladas que reflejan una realidad
Ahora bien, una noche mala la puede tener cualquiera. Tanto para un lado como para el otro. Sin embargo, tirando de hemeroteca, todo viene de mucho más lejos: contabilizando todas las expulsiones de este siglo en Primera División, también se obtiene un dato muy revelador. El Real Madrid se encuentra actualmente en decimonovena posición, con un saldo de 2 expulsiones en contra. En primera posición se encuentra inesperadamente el Barça, con un saldo de 65 expulsiones a favor. Una diferencia de 67 expulsiones, que se dice pronto.
Pero sigamos con datos. El VAR llegó a España en la temporada 2018-19. Desde entonces, al Real Madrid se le han anulado 37 goles. Y el segundo con más tantos anulados es el Villarreal con 20, poco más de la mitad. Muy por debajo se encuentra el Barça, con 14 goles anulados. Porque a más de uno se le olvida que el VAR, por mucho que sea una herramienta de videoarbitraje, sigue siendo manejado por criterios humanos. Y el error o la prevaricación pueden seguir formando parte del mismo por muchos mecanismos que existan.
El autor de la famosísima “Liga preparada para el Madrid” puede dar buena fe de ello. Mismamente hablando de la temporada 2020/21, en la que su Atleti ganó el título por dos puntos de ventaja sobre el Madrid, alguno recordará cuando José Luis Munuera anuló un penalti al Madrid para concedérselo al Sevilla, que terminó dejando al conjunto blanco fuera de la carrera por el título.
Así es, el mismo colegiado que expulsó a Bellingham por decir “fuck off” y mintió deliberadamente en el acta tal y como demostraron las cámaras de Movistar +, que pocas semanas después estuvo en el ojo del huracán por un supuesto conflicto de intereses después de que su empresa dedicada a la consultoría se dedicase a publicitar ofertas de trabajo para, precisamente, el Atlético de Madrid. Porque aquí normalmente hablan los que más tienen que callar.

Ahora bien, cuando el Real Madrid se queja de los arbitrajes, los clubes de LaLiga piden tomar medidas contra el conjunto blanco. Eso sí, cuando esos errores arbitrajes acontecen contra ellos, son los primeros en sacar a los colegiados a la palestra. Atlético de Madrid, Real Sociedad o Alavés son solo algunos de los ejemplos que se quejaron después de pedir una sanción contra el Real Madrid.
Así funciona el sistema en España, y todo parece indicar que no se puede hacer nada por cambiarlo. Porque molesta más que el Real Madrid busque una competición justa a que el Barça pague al vicepresidente del CTA. Como bien dijo el siempre acertado Carlo Ancelotti, “Los otros piensan que el sistema favorece al Madrid, pero luego no quieren cambiarlo”. Y mientras todo siga funcionando así, como se ha demostrado este fin de semana, muy poco o casi nada se puede hacer.