Xabi Alonso ha impuesto un sello que ya no es experimento sino identidad. El Real Madrid no sólo presiona: recupera en campo contrario con asiduidad y provoca errores que terminan en peligro inmediato. En la Liga esto se ve en números crudos y incontestables: el Madrid es el equipo que más balones ha recuperado en campo contrario (84), muy por delante del Barça, segundo con 61. Xabi impacta con su estilo; el Real Madrid de la presión alta.
La presión alta ya no es una orden de partido puntual: es una filosofía civil dentro del equipo. Xabi pide implicación colectiva —presionar juntos, reducir espacios, ahogar la salida rival— y el equipo lo traduce en objetivos concretos: recuperar arriba para atacar rápido. Esas 84 recuperaciones en campo contrario no son casualidad: son consecuencia de un plan que combina intensidad, ocupación de pasillos y sincronía en los primeros metros.
En el Mundial de Clubes vimos señales claras: jugadores como Gonzalo y Arda Güler sobresalieron en labores de presión (186 y 181 presiones en el torneo, según datos que manejamos), mientras que Fran García, Vinícius y Bellingham completan un quinteto que mete velocidad y agresividad en la recuperación. El Madrid presiona con nombres y con sistema: los unos tapan, los otros van a la presa, y el bloque actúa como una sola entidad.
Clave en el esquema de Xabi

En un esquema de Xabi, esas recuperaciones se traducen en transiciones rápidas que buscan gol antes de que el rival reorganice sus líneas. Es la manera más directa de convertir trabajo defensivo en renta ofensiva.
Que el Real Madrid doble en recuperaciones al segundo clasificado es más que un dato llamativo: es síntoma de identidad. Xabi ha metido velocidad cerebral: el equipo ya no espera, busca. Y cuando busca arriba, gana ventaja. En una Liga donde los detalles mandan, el Madrid ha elegido una manera clara de jugar —presión alta, recuperación y golpeo— y los números, por ahora, le dan la razón.