El Real Madrid volvió a sufrir acoso a través de las retransmisiones de Mediapro. Los blancos sufren acoso televisivo y tienen razones para quejarse por lo que se puede ver, jornada tras jornada, en las jugadas polémicas que les perjudican y les quitan puntos muy importantes de los que están en juego. Lo de ayer fue la gota que colmó el vaso…
No es la primera vez que desde la sala VAR se distorsionan las imágenes en partidos del Real Madrid. Uno de los culpables es Óscar Lago, realizador de televisión encargado de enviar las imágenes a los árbitros de la sala VAR. En la temporada 2020-2021, que ganó por un punto el Atlético de Madrid, en el partido Madrid-Sevilla se anuló un gol por fuera de juego de Benzema, y en las imágenes le pusieron un pie gigante a Odriozola cuando daba el pase al francés. En ese mismo partido, Diego Carlos hizo manos dentro del área que no se pitó, pero sí se pitó un penalti de Militao por tocar con la mano cuando saltó de espaldas.
En otro partido contra el Getafe, en el Coliseum Alfonso Pérez, le anularon un gol a Mariano en los primeros minutos del partido, lo que le costó al Madrid tres puntos cuando podrían haberse puesto líderes esa jornada. Las líneas que mostró la televisión estaban torcidas para intentar demostrar que era fuera de juego.
En el clásico de la pasada temporada en el Camp Nou, hubo dos jugadas muy polémicas: el gol anulado a Asensio y, una vez más, distorsionaron las imágenes y las líneas al mostrar el pase de Carvajal cuando ya había dado el pase en vez de mostrar la imagen antes del pase, que habría sido más esclarecedora. En otra jugada, Mendy se iba solo hacia la portería del Barça y pitaron fuera de juego, y las imágenes que mostraron eran totalmente borrosas, algo muy sospechoso. El gol de la victoria del Barcelona vino precedido de una falta de Lewandowski a Carvajal, de la que apenas hubo repetición.
Estos son tan solo cuatro ejemplos de los muchos agravios que ha sufrido el Real Madrid con las imágenes de TV. Ayer con el gol anulado a Valverde, otra más, por ese inexistente fuera de juego de Jude Bellingham.