La final de Roland Garros marcó un antes y un después en el mundo del tenis. Carlos Alcaraz se medía a Jannik Sinner en un duelo estelar, en la Philippe Chatrier, y que se intuye como el inicio de la guerra por ser el heredero de Rafa Nadal en la arcilla de París.
Se lo llevó en cinco mangas, finalmente, Carlitos en un encuentro que será recordado como el mejor partido de toda la historia en París. El murciano, marciano, se lo ganó en el super tie break en 5 horas y media.
Este encuentro no fue solo una final: fue el arranque oficial de una nueva era. La de Alcaraz y Sinner, dos colosos que protagonizaron un pulso inolvidable y que será recordada como la mejor final de la historia vivida en París.
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La gloria fue para Carlitos. Con 22 años, el murciano ya tiene su segundo Roland Garros y sigue escribiendo una historia que no parece tener techo. Su tenis, su carácter y su resistencia le llevaron a resistir cuando Sinner subía el nivel, y a resolverlo todo en un super tie break agónico, donde demostró que tiene algo más que talento: tiene alma de número uno.
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En el encuentro iba perdiendo 6-4 y 7-6, pero reaccionó con un 4-6 en la tercera manga y parecía pintarlo todo de cara a la remontada. En el cuarto set, Sinner tuvo un 40-15 a favor para poner el broche final al partido, pero Alcaraz resistió y ganó 6-7 para dejarlo todo al quinto. En el apoteosis al tenis, hubo super tie break y Alcaraz ganó por 6-7 con un contundente 2-10. Cabeza, corazón y coj… Y madridismo. Eres historia, Carlitos.