En apenas unas semanas, el FC Barcelona ha logrado un récord: acumular un sinfín de situaciones bochornosas que harían sonrojar a cualquier aficionado. Lejos de los éxitos deportivos, el club azulgrana parece instalado en un sketch sin fin, protagonizando capítulos tan surrealistas como preocupantes.
Una gira cancelada y un estadio que no llega
El petardazo final lo dio la cancelación inesperada de la gira por Japón, un golpe de imagen inaceptable para un gigante con pretensiones globales. Poco antes, vieron cómo UEFA les abría la puerta a una multa de hasta 60 millones por la gestión de sus finanzas. Y aún no han levantado cabeza: la filtración de los problemas con LIMAK desveló que el Camp Nou no estará listo en tiempo y forma, dejando al club sin estadio para el tradicional Trofeo Gamper y con las zonas VIP al aire, incumpliendo la normativa de un butaca por cada abono.

Deudas, fichajes bloqueados y fantasmas del pasado
Mientras tanto, el Barça debe 42 millones a Ter Stegen, un error que limita su margen de maniobra. Su ambición de cerrar grandes incorporaciones se topa con la cruda realidad: no pueden inscribir a sus fichajes y han tenido que descartar opciones como Nico Williams y Luis Díaz, recurriendo ahora a un Plan D improvisado como es el de Marcus Rashford. Y, para añadir más surrealismo, el club sigue pagando a Messi cuando el argentino ya triunfa en otro continente, mientras debaten si dan de baja al mismo Ter Stegen por más de cuatro meses debido a una lesión.
Un sketch que distrae del campo
En medio de este caos, el mayor “problema del fútbol”, según algunos, sería el dinero del Real Madrid. Sin embargo, mientras el club blanco avanza con su reconstrucción y refuerza su plantilla con visión, el Barça se ahoga en ridículos que nada tienen que ver con el césped. Lo de este mes es para un guion de comedia: un club que abandona giras, esquiva multas, pospone inauguraciones y mantiene salarios desbordados…
Este cúmulo de despropósitos amenaza con pasar factura deportiva y económica.