Kylian Mbappé no ha dudado en salir al paso de las últimas informaciones publicadas por Le Canard enchaîné. El semanario afirmó que, “un año después de los Juegos Olímpicos de París, se sueltan las lenguas: Kylian Mbappé se negó a ser el portador de la antorcha enmascarado en la ceremonia inaugural. El capitán francés quería ser el último portador de la antorcha, ¡pero el puesto ya estaba asignado a Teddy Riner!”.
Exiliado temporalmente en vacaciones al otro lado del mundo, Mbappé respondió en sus redes sociales con un contundente “MDR”, equivalente a un “JAJAJA” en español o un “LOL” en inglés. Con un tuit cargado de sorna, completó: “Olvidaste mencionar que también quería ser el líder del equipo de baloncesto francés, creo… No hay razón para ser el último portador de la antorcha ya que no tengo historia con los Juegos Olímpicos”.
Una réplica directa que deja en evidencia la invención
La brevedad de la respuesta de Mbappé no restó contundencia a su mensaje. Con apenas unas palabras, el delantero del Real Madrid puso en evidencia la falta de rigor de la acusación. “No tengo historia con los Juegos Olímpicos”, afirmó, dejando claro que nunca solicitó ningún papel en la ceremonia inaugural. Su uso de “MDR” subraya la incredulidad y el divertido desprecio ante una noticia que calificó de “falsedad absoluta”.
El francés, acostumbrado al constante escrutinio mediático, no suele reaccionar públicamente a cada rumor. Pero en esta ocasión, consideró que la invención de un deseo tan excéntrico —ser el relevo final de la antorcha y además aspirar a capitanear la selección de baloncesto— merecía un reproche inmediato.
La respuesta desencadenó una oleada de reacciones en redes sociales. Seguidores, compañeros de selección y voces del periodismo deportivo aplaudieron su sinceridad. Muchos recordaron que Mbappé ya había dedicado esfuerzos a causas humanitarias, pero nunca mostró interés en protagonismos extradeportivos. Varios tuiteros ironizaron preguntando si el siguiente rumor sería que quería pilotar el avión olímpico.
Este episodio se enmarca en un contexto donde Mbappé ha sido objeto de múltiples bulos desde que fichó por el Real Madrid. Su capacidad de rebote ante la polémica y su uso de las redes como tribuna directa le permiten controlar su propia narrativa y desmontar en segundos cualquier noticia infundada.