Federico Valverde firmó ante la Juventus su mejor actuación en lo que va de Mundial de Clubes. Un partido de esos que dejan huella, de los que te colocan en el centro del proyecto. Fue un mediocentro total, a lo Gerrard, como ya lo describen desde dentro del vestuario blanco. Xabi Alonso le ha liberado y Valverde lo ha aprovechado al máximo.
El uruguayo fue omnipresente: 67 pases totales, con un 92% de acierto, moviendo al equipo a su ritmo. Fue el motor del Real Madrid, apareciendo en todas las zonas del campo, como muestra un mapa de calor que habla por sí solo: presión alta, despliegue defensivo y llegada al área.

Más que músculo, fue el ritmo del equipo
No solo se limitó a tocar, también fue vertical. Firmó cinco disparos a puerta, algunos de ellos peligrosísimos, y completó cuatro regates con un 100% de efectividad. Jugó con potencia, pero también con pausa cuando el partido lo pedía. Se ofreció, condujo, rompió líneas. Valverde fue el termómetro de un equipo que necesitaba control y agresividad a partes iguales.
En defensa, tampoco se quedó corto: ganó dos duelos clave en campo propio, y ayudó a contener a una Juventus que apenas pisó el área blanca. Su interpretación del rol mixto que le ha dado Xabi Alonso —ni interior fijo ni pivote puro— lo está convirtiendo en una pieza absolutamente irremplazable.
Valverde ha entendido mejor que nadie lo que quiere Xabi Alonso. Lo está ejecutando con un nivel de intensidad, técnica y lectura que recuerda a los mejores mediocentros de la última década. Su físico es diferencial, sí, pero es su toma de decisiones la que marca la diferencia. Fue el jugador más influyente del partido y, probablemente, del torneo hasta ahora.
Este partido ante la Juventus no es solo una reivindicación. Es una confirmación. Valverde es el gran invento táctico de Xabi Alonso en este nuevo Madrid. Una figura “box to box” que recuerda a Gerrard… pero con alma merengue.