Fede Valverde hizo un escrito muy emocional, a través de The Players of Tribune, en el que habla de sus inicios en el Real Madrid, de su vida privada, y de todo lo que ha tenido que sufrir antes de llegar a la máxima élite.
Cuenta uno de los momentos en los que sufrió un durísimo varapalo: casi sufre la pérdida de su segundo hijo, junto a Mina Bonino, y recuerda él mismo toda la historia vivida con el Real Madrid-Villarreal en el que, presuntamente, le dio un puñetazo a Álex Baena.
«El mundo se nos vino abajo»
«Creo que no es una sorpresa que mi mejor temporada fuera en 2021-2022 cuando Benicio tenía 2 años y ya se estaba transformando en una personita con una personalidad definida. Cuando ese año ganamos la Champions League, sentí que por fin había podido dejar mi marca en el Real Madrid. Unos meses más tarde nos enteramos de que estábamos esperando otro hijo, y nos sentimos tan pero tan felices.. Durante los primeros meses, todo iba perfecto.. Pero un día mi mujer fue a ver a su médico para hacerse unos estudios, y allí fue cuando el mundo se nos vino abajo», empezó comentando.
«El doctor nos dijo que el embarazo estaba en un muy alto riesgo, y que había apenas una pequeña posibilidad de que mi hijo sobreviviera si el embarazo continuaba. Iba a tener que controlar la situación por el próximo mes, pero hasta entonces, nosotros no podíamos hacer nada más que esperar», matiza.
«Cuando estaba solo, me ponía a llorar por horas. Me metía en el baño por 15 minutos, y en 10 me la pasaba llorando con la cabeza entre las manos. La mañana del partido, cuando en teoría tenía que estar concentrándome y tranquilo, estaba tirado en la cama, pensando en mi hijo, con la cabeza que me daba mil vueltas…», explica.
«Era un puto infierno. Mi consejo para cualquiera que esté atravesando una situación similar es que no hay que ser un cabezadura como fui yo. No hay que sufrir en silencio. En abril, después de un partido contra el Villarreal, todo se fue a pique. Todo el mundo leyó los titulares. Todos saben los dos lados de “la historia”. No quiero volver a traer a la luz estas cosas horribles otra vez. Todo lo que quiero decir es… En una cancha de fútbol, podés decirme lo que quieras, y no me va a molestar. Soy uruguayo, por Dios. Pero hay ciertas líneas que no hay que cruzar».
«No como futbolista, sino como ser humano. Hablá sobre mi familia, y esto ya no es más fútbol. Ese día se cruzó una línea. ¿Debería haber reaccionado? Quizás no. Quizás tendría que haber vuelto a casa a compartir una hamburguesa con mi hijo, a comerme unos nuggets y a mirar dibujitos. Pero soy un ser humano, y a veces tenés que saber plantarte por vos mismo y por tu familia».
«Me dolió ver que los medios me describieran como un tipo violento, se dijeron muchas mentiras que luego se probaron que no eran verdad. Pero honestamente puedo decir que no me arrepiento de nada, porque me hizo crecer todavía más como persona, e hizo que nuestra familia estuviera más unida que nunca. Gracias a Dios, después de ese día negro, las cosas empezaron a mejorar».
«Nunca lo olvidaré»
«Cuando mi esposa le dijo al mundo lo que estábamos viviendo, todo cambió para nosotros. Que mis compañeros y que los madridistas nos apoyaran como lo hicieron, es algo que nunca olvidaré. Tienen el respeto mío y de mi familia para siempre. Quizás erraba un pase, y ellos respondían cantando mi nombre. En el Bernabéu, donde las expectativas siempre son altísimas, esto ya es un pequeño milagro».
«Después de un mes y medio de un infierno absoluto, recibimos la mejor noticia de nuestras vidas. Las ecografías estaban mucho mejor, y por suerte parecía que el embarazo estaba en condiciones de continuar. Por supuesto, para llegar a término fue un periodo increíblemente tenso. Hasta que finalmente pudimos tener a nuestro hijo en los brazos, no queríamos ni respirar. Pero gracias a Dios, en junio, nuestro hijo Bautista llegó al mundo», comentó.
Foto: Diego Souto/Quality Sport Images/Getty