El Girona ganó 4-2 al Barça en un partido en el que pudo meter una goleada mucho mayor; ese resultado certifica su clasificación para la Champions y le da la Liga al Madrid
Montilivi fue una fiesta para vivir un derbi de alto voltaje. El Girona quería demostrar que esta temporada es el mejor equipo catalán en Liga. La ciudad se vistió de gala para recibir a los de Xavi y para buscar cerrar, de manera matemática, la clasificación para la Champions League de cara al curso pasado.
En juego, la miga, obviamente pasaba por ver al Real Madrid alzándose con el título nacional de manera certificada. El madridismo se quedó en stand-by, tras el 3-0 al Cádiz, esperando que los de Míchel sacasen puntos ante el FC Barcelona.
El partido empezó con tempraneros goles de Christensen y Dovbyk (en el minuto 4 ya se iba 1-1). Sin embargo, salió Hernández Hernández y el VAR al rescate del conjunto azulgrana. Un «penaltito» sobre Lamine Yamal que terminó transformando Robert Lewandowski para dar ventaja al Barça al tiempo de descanso.
El Girona es un equipo peleón, no se rinde, y le daba la vuelta con una estratosférica segunda mitad. Primero con gol de Portu (minuto 65) y a posteriori con gol de Miguel Gutiérrez (minuto 67) para poner el 3-2 y desatar el delirio de Montilivi y de los madridistas que esperaban ir a Cibeles.
Más aún en el 74′ cuando marcó Portu para embocar el 4-2 con un golazo de volea que sorprendió a Ter Stegen y que desató toda la gran fiesta en Girona. Pudo ser peor, una manita encajada, pero Koundé la salvó sobre la línea y Ter Stegen evitó otro disparo. El Real Madrid, por su parte, desató una fiesta comedida para celebrar la Liga 36 y para calentar el partidazo del miércoles ante el Bayern para buscar la 15. ¡CAMPEONES!
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